miércoles, 1 de enero de 2014

Sígueme

Jesús salió nuevamente a la orilla del mar, toda la gente acudía allí y Él les enseñaba. Al pasar vió a Leví, hijo de Alfeo , sentado a la mesa de recaudación de impuestos y le dijo "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Este Milagro de Jesús es espectacular, le dice Sígueme, a un cobrador de impuestos, por lo tanto apegado con todo su corazón y su alma al dinero, y con sólo una palabra, deja todo y lo sigue. Que poder tiene Nuestro Señor para atraernos hacia Él y no lo hace siempre de manera tan espectaculares como ésta, sino más bien con signos en nuestra vida, para que no erremos el camino, dado que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida.



Adrián Prunotto

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